Ser tutor legal es una gran responsabilidad para cualquiera que se enfrente a esta función. No solo tiene que asumir la responsabilidad total y absoluta de otra persona. Por encima de todo también debe velar por su bienestar y proteger sus intereses. Pero, ¿qué significa esto exactamente? ¿Cuáles son los derechos y obligaciones específicos de ser tutor legal de alguien, qué leyes hay que conocer? Y, lo que es más importante, ¿cómo puede uno convertirse en tutor legal?
En esta entrada del blog, analizaremos en profundidad la figura del tutor legal, desde la comprensión de sus obligaciones y limitaciones hasta saber cuándo se puede producir la extinción de la tutela. Sigue leyendo para saber más.
¿Qué es un tutor legal y en qué situaciones es necesario nombrar uno?
Un tutor legal es una persona designada por el sistema judicial para tomar decisiones en nombre de un menor. Antes también englobaba a los mayores de edad incapacitados. Sin embargo, desde la entrada en vigor en septiembre de 2021 de la Ley 8/2021, de 2 de junio, por la que se reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica, esta ley limita la tutela únicamente a aquellos casos en los que el menor no esté emancipado y no se encuentre bajo la patria potestad o en situación de desamparo.
Normalmente, a la hora de nombrar un tutor legal, los tribunales tienen en cuenta qué persona o personas pueden proteger y mantener mejor los derechos del individuo en cuestión. El nombramiento de un tutor legal puede ser necesario en situaciones como el fallecimiento de uno de los progenitores. También si ambos progenitores no pueden cumplir con sus obligaciones por enfermedad o discapacidad, o si se da otra circunstancia en la que la capacidad de uno de los progenitores para proporcionar cuidados y protección se ha visto mermada. En tales casos, es importante que un experto imparcial del sistema judicial pueda garantizar que se defienden los derechos e intereses del menor en cuestión.
¿Quiénes pueden ser tutores legales de otra persona?
A los ojos de la ley, lo más normal es que uno de los padres o un familiar del menor pueda convertirse en tutor legal. No obstante, es posible que un adulto sin parentesco pueda convertirse en tutor legal si los jueces de familia lo consideran idóneo. Y, por supuesto, si demuestra que vela por el interés superior de la persona a la que quiere cuidar.
Estas personas deben acreditar sus ingresos para demostrar su capacidad de hacer frente a las necesidades diarias del cuidado del tutelado. Ser considerado lo suficientemente responsable como para asumir dichas tareas es lo que los jueces sopesan a la hora de decidir si uno debe convertirse en tutor legal de alguien.
Principales obligaciones de un tutor legal
Asumir el papel de tutor legal no es tarea fácil. Requiere una inmensa responsabilidad y, a veces, un compromiso inquebrantable para proporcionar un entorno vital óptimo al menor en cuestión. Como tutor legal, sus deberes consisten sobre todo en velar por la salud, la seguridad, la educación y el bienestar del menor. Asimismo, también en presupuestar lo esencial y tomar decisiones importantes en su interés superior.
Dependiendo del acuerdo de tutela y de las áreas que afecte, un tutor legal puede tener que ocuparse de las necesidades físicas de otra persona, como el transporte al colegio y las actividades, la preparación de comidas, el contacto con médicos si es necesario, etc. Sin embargo, sobre todo debe proporcionar apoyo emocional para proporcionar una base sólida.
Limitaciones de las funciones
Establecer limitaciones a las funciones de un tutor legal es esencial para garantizar la adecuada protección de los derechos e intereses del menor. Lamentablemente, debido al posible conflicto de intereses, no se debe permitir que un tutor legal adquiera o transfiera bienes con el tutelado a cambio de una contraprestación valiosa. Tampoco puede representarlo cuando existan intereses contrapuestos entre las partes, ni recibir regalos sin una gestión adecuada.
Si un tutor legal no respeta estas restricciones, podría ser perjudicial para el menor en términos de seguridad personal y financiera. Por lo tanto, deben establecerse orientaciones claras sobre qué actividades están permitidas y cuáles deben evitarse para que los tutores cumplan sus responsabilidades de forma ética y eficaz.
Extinción de la tutela
El cese de la tutela de un menor suele producirse cuando el niño alcanza la mayoría de edad. Es decir, a los 18 años en la mayoría de los casos. También puede extinguirse por fallecimiento del tutor, si los tribunales autorizan su traspaso a otra persona o si se determina que la persona ha descuidado al menor a su cargo.
Un tribunal también puede decidir que se ponga fin a la tutela cuando se determine que ya no es necesario que haya un tutor por motivos económicos o de otro tipo. Además, si se nombra a una persona como tutor conjunto, solo uno de ellos tiene que permanecer después de que el tribunal haya resuelto cualquier disputa entre ellos. La extinción de la tutela siempre debe implicar una solicitud apropiada aprobada por el tribunal responsable de emitir la orden de tutela.
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En definitiva, convertirse en tutor legal no solo es una gran responsabilidad, sino que también conlleva muchos retos. Si estás pensando en convertirse en tutor legal, es importante ser consciente de los derechos y obligaciones que vienen con este papel. Nuestro equipo de abogados en Derecho de Familia puede guiarte por este proceso y responder a cualquier pregunta que puedas tener en el camino. ¡Contáctanos!